viernes, 19 de julio de 2013

La Unión: la verdadera esencia de las personas.


Uno de los principales problemas de esta humanidad es la idea de separación que nos acompaña en nuestro día a día. Y aunque este paradigma de fragmentación lo hemos alimentado durante mucho tiempo, es posible cambiarlo por la verdadera esencia de los seres humanos la UNIÓN. Para hacerlo es necesario que comprendamos como funciona este paradigma y cómo lo mantenemos activo. 

Podemos decir que las personas hemos vividos con tres grandes paradigmas de separación: el primero con nosotros mismos,  con el resto de nuestra especie, y por último del entorno o naturaleza. Empecemos el recorrido de la comprensión del paradigma desde el individuo, este es el punto de partida, ya que las personas hemos sido separadas a todos los niveles del ser. En el nivel físico muchos de nosotros no tenemos conocimientos sobre cómo funciona este vehículo llamado cuerpo; qué alimenta realmente cada molécula de nuestro ser, qué tipo de alimentos necesitamos para garantizar un verdadero equilibrio. Nos hemos separado tanto de nuestro cuerpo que casi siempre es una enfermedad la que nos recuerda que este vehículo, el único que tenemos, existe y merece una buena atención para que nos sirva a nuestro propósito en esta vida. Y aunque nos enseñaron biología en el colegio, la forma de transmitir esta información también nos daba una visión separada del cuerpo ajena a nuestra realidad. Particularmente me hubiese gustado que me enseñaran a sentir el latido de mi corazón, a sentir mis tripas, cómo mi estómago se resentía cuando comía algo que no era adecuado para mi... en fin aprender desde mi propio cuerpo su biología y anatomía.

Nos separamos también de nuestras emociones, las cuáles, parecen tener vida propia dentro de nosotros sin que podamos ejercer ninguna influencia sobre ellas pero ellas sí sobre nosotros. Cuando estamos separados de nuestra propia emocionalidad perdemos  los referentes interiores, tal y como comenté en mi reflexión anterior, tenemos una falta de reconocimiento propio que nos lleva a “sobrevivir nuestras emociones”, en algunos casos con frustración en otros con vergüenza. Las emociones también tienen un impacto a nivel físico, que actualmente ya está demostrado que la calidad de nuestras emociones afectan nuestro bienestar y nutren nuestras moléculas y átomos impregnando todo nuestro ser. 

A nivel intelectual me centraré en cómo hemos nutrido nuestros conocimientos; cuando aprendemos algo lo hacemos siempre desde una visión “especializada”, por ejemplo, si quiero aprender sobre tecnología lo hago sólo desde la perspectiva técnica sin comprender como se relaciona con el todo. Por esta falta de conexión y comprensión muchas veces se realizan inventos, actos, etc., cuyas consecuencias son visibles luego que los daños al entorno ya se han producido. Para mi el mejor ejemplo lo vivimos en la medicina: la persona que es experta en el corazón no conoce del cerebro, aunque todo forme parte del mismo cuerpo y esté conectado no hemos sido capaces de unir las dos disciplinas o por lo menos comprender como funciona la conexión al momento de buscar el equilibrio. Este nivel de especialización nos ha separado del conocimiento global y profundo de nuestra naturaleza.  

La separación a nivel espiritual nos ha alejado de nuestra parte más trascendental, las sagradas escrituras hablan de nuestra esencia divina, aquella que nos hace únicos y que contribuye a que cumplamos con nuestro propósito en esta vida. Se trata de la huella que queremos dejar como legado a futuras generaciones. Sin embargo, nos enseñaron a dudar de nuestra propia capacidad, a creer que lo extraordinario está sólo en aquello que la “ciencia” podía confirmar cuando realmente lo extraordinario ya habita en nosotros. Pensar por un segundo en esto: qué es más extraordinario y trascendental que la capacidad de crear vida? Es más que un hecho biológico... Nos muestra todo nuestro potencial de creación como personas, algo, quizás, no explicado del todo aún pero real. Necesitamos reconectar con nuestra esencia divina y la capacidad de creación para decidir ¿cómo es el mundo que deseo crear? y empezar a trabajar a favor de ello.

Desde el punto de vista individual, el sentido de UNIÓN parte de una comprensión de todo nuestro universo interior para luego comprender el universo exterior. En la medida que nos hagamos buenas preguntas acerca de nosotros mismos empezaremos a encontrar mejores respuestas. Los tiempos actuales nos demandan comprendernos para UNIRNOS a nivel individuo, y así poder UNIRNOS con los otros. De esta forma podremos nutrir un nuevo paradigma *YO GANO, TÚ GANAS*. 

Quiero compartir con vosotros el cortometraje “El Bibliotecario” de Wenceslao Scyzoryk (@imagenfactory). Para mi ha sido una forma hermosa y poética de mostrar la conexión que tenemos con el todo. 



Os animáis a compartir vuestras impresiones?


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