sábado, 7 de agosto de 2010

La Comunicación y su intención

Me apetece compartir con vosotros esta reflexión sobre la comunicación y la intención que ponemos cada vez que nos comunicamos. Os invito a entrar el camino de poner la mirada en la forma como nos comunicamos con otros.

Muchas veces me he encontrado que estamos hablando sin hablar, es decir, intercambiamos una serie de códigos (palabras) que no tienen contenido alguno; esto puede suceder porque estamos condicionados por la relación que tenemos con la persona o personas con las que estamos interactuando, y porque no tenemos nuestra conciencia puesta en la intención de lo que realmente queremos comunicar. Esto ultimo significa que no tengo plena conciencia del propósito de mi comunicación, o que simplemente estoy funcionando desde mis propios prejuicios o estoy comunicando de forma automática.

Para explicarme mejor voy a colocar dos casos que ilustran esta situación:

Caso a: Me encuentro conversando con alguien a quien casi no conozco. En este momento mi mente empieza a generar una serie de conjeturas acerca del que tengo enfrente, quien es? Cómo me ve? Cómo me veo interactuando yo con él? me centro en mis creencias sobre la persona o mis propias historias, Etc. etc.

Y en lugar de interesarme en esta persona termino comunicándome conmigo mismo o más bien con la imagen que me he creado acerca de ella sin realmente conocer al que tengo enfrente, por consiguiente, paso a tener una comunicación totalmente vacía de contenido y me he perdido la enriquecedora experiencia de conocer el punto de vista del otro.

Caso b: me encuentro conversando con alguien que conozco y que tengo ya una relación negociada. Ej. Mi jefe, mi amigo, mi colega, mi pareja, mi cliente, mi hijo, mis padres, etc.

Dependiendo de cómo sea esta relación, de esa forma será la comunicación; ¿qué significa esto? Qué la relación va a condicionar el proceso de comunicación, y que si tenemos una relación fluida de esa misma forma nos comunicaremos, pero si la relación es conflictiva nuestra comunicación también será conflictiva. Y es posible que asumamos algunas posiciones relacionadas con esto último (pueden haber más, estas son las que yo conozco):

  • Si tenemos una relación conflictiva entonces yo decida no entrar en algunos temas para no mantener el conflicto o no propiciar el conflicto.
  • O que alimente el conflicto desde el desvío de la comunicación sin ser consciente que lo hago.
Ambas posiciones desde mi humilde visión tienen trampa, porque nos llevan a sentirnos a disgusto con quienes tenemos que compartir en el día a día, y por supuesto conmigo mismo por no expresar lo que realmente siento, siendo por supuesto un desvío de la comunicación efectiva.

Para mejorar nuestra comunicación en el día a día, el primer aspecto que tengo que practicar es la voluntad de ser conciente a cada momento de cual es la intención (propósito comunicativo) de lo que quiero comunicar: realmente quiero conocer a esta persona, realmente me gusta escuchar o por el contrario me gusta escucharme a mi mismo, quiero expresar lo que siento de forma sana o mantengo el conflicto con la otra persona porque es lo que he aprendido en esta relación o experiencias pasadas, o más sutil aún no soy consciente de mis propios desvíos y genero el conflicto sin darme cuenta.

Esto implica conocer bien cuál es mi intención profunda al momento de comunicarme, porque desde allí podré decidir si es justa para mi y para mi interlocutor.

Este inicio requiere un ejercicio de humildad para poder ver de forma generosa nuestros desvíos a nivel de pensamiento, porque el pensamiento antecede a la palabra y condiciona mi comunicación no verbal. Y toda comunicación genera siempre un efecto en la otra persona, aunque no seamos conciente de ese efecto.

Una vez que soy conciente de mi intención comunicativa la siguiente práctica es escoger las palabras justas para transmitir el mensaje; preguntarnos siempre si transmite realmente lo que siento de forma tal, que sea bueno para mi y para mi interlocutor.

Mantener la atención en las palabras que utilizo y las consecuencias que generan en nuestro entorno son tan importante como la intención comunicativa, y demandan un ejercicio continuo de observar, sentir y vivenciar lo que ocurre con nuestra comunicación.

Y por último, si mi comunicación no es efectiva porque no ha generado consecuencias positivas para todos; ha llegado el momento de rectificar e iniciar todo el proceso para intentar comunicar el mensaje de forma que sea justo para todas las personas involucradas en el proceso comunicativo.

La comunicación no es un proceso automático requiere atención, al principio cuesta trabajo, pero una buena comunicación nos haría la vida más justa, gratificante y más feliz tanto para nosotros y nuestro entorno.

¿Quién se apunta a ponerlo en práctica?

PD: os dejo un artículo de comunicación organizacional en nuestra WEB ARQUETIPOS

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