Por segundo año consecutivo ha sido posible organizar la Jornada Empresarial Woman in Business 3.0., gracias al apoyo organizador de BIC Galicia; el día18 de mayo de 2011 estuve presente en la mesa institucional como responsable de Arquetipos Consultores y empecé mi participación con una reflexión que quiero compartir aquí.
“Durante siglos el hombre ha tenido el rol de proveedor en las diferentes estructuras sociales, y la mujer ha tenido el rol del cuidado de la familia y de gestionar los recursos que el hombre traía, esta complementariedad de roles sustentaron las estructuras socioculturales durantes siglos; esto trajo como consecuencia que el hombre fuera el encargado de configurar los modelos organizativos fuera del entorno familiar, y dado su carácter de garantizar el sustento estos modelos estuvieron centrados en la generación de materia y la ampliación constantes de limites.
Sin embargo, en el siglo XX las mujeres salieron del territorio interno de la casa, y con mucha voluntad y esfuerzo consiguieron hacerse lugar en un territorio externo y aprendieron a moverse en estos; este camino demandó para las mujeres que adoptaran valores sociales que eran atribuidos a los hombres y renunciaran a su esencia como mujeres. Afortunadamente, hace unas décadas las mujeres tomamos consciencia de que no solo no era necesario adoptar esta postura, sino que nos dañaba (tanto a hombres como mujeres) y que además generaba un desequilibrio en el modelo sociocultural; entonces decidimos que podíamos retomar nuestra esencia de mujer dentro de las estructuras socioculturales porque el hombre y la mujer son parte de un mundo dual, cuyas polaridades integran una misma naturaleza equilibrada; comprendimos que lo natural era mantener el equilibrio para dar continuidad a la Vida.
Mantener la dualidad de forma desequilibrada sin integración, es un comportamiento que se ha intentado mantener en nuestra cultura occidental, promoviendo que las personas vivan desde un solo enfoque: la supervivencia. Cuando en realidad conviven en nosotros dos sistemas que condicionan nuestra percepción: uno que está orientado a mantener la preservación a través del control y la estabilidad, otro que está orientado a dar continuidad a la creación a través de la imaginación y de la capacidad de adaptación, estos sistemas se alimentan de las experiencias de vida que se nos presentan, de nuestros valores, creencias, educación, el género, la sociedad, la economía y la política, y según como sean integradas estas experiencias estarán o no equilibrados.
Este desequilibrio se ha alimentado a nivel social, porque la realidad ha sido presentada en hechos fragmentados, que de forma premeditada han sido relevados y visibilizados; no permitiendo ver el contexto donde se ha generado dicha realidad para tener una visión global de lo que sucede. Para confirmar este hecho solo hay que ver la forma como los telediarios nos ofrecen la información cuando hablan de la situación económica actual; o la forma que tenemos de hacer ciencia donde solo estudia un porción de la naturaleza para intentar reducir el funcionamiento de todo un ecosistema a una porción, donde posiblemente no todas sus variables son reproducibles.
En la economía sucede lo mismo, se ha fragmentado la visión a tal nivel que no han tenido en cuenta que tenemos recursos limitados, porque nuestro entorno es finito; y que el crecimiento ilimitado tal y como lo concebía el modelo tradicional organizativo, realmente no es posible, sin tener consecuencias graves para la sostenibilidad de nuestro ecosistema. Esta desconexión de la realidad ha tenido como consecuencia que nuestros modelos de negocios solo se hayan basado en valores de tipo económicos (una visión parcial), desvirtuando el concepto de éxito hacia el hecho de acumular materia y no al hecho de obtener los mejores resultados posibles para todos y que sean perdurables en el tiempo.
Basarnos en esta realidad fragmentada merma nuestra consciencia sobre la capacidad de elegir que tenemos, y por consiguiente, nos impide ver las verdaderas consecuencias de nuestros actos, porque no somos capaces de observar los limites de la sostenibilidad de forma global, para diseñar estrategias que realmente nos conduzcan a un modelo de organizaciones basada en un justo equilibrio entre valores éticos, emocionales y económicos. Hasta hace poco han prevalecido los modelos de organizaciones basadas en valores netamente económicos, y que cada día se desmoronan ante nuestros ojos; un buen ejemplo es la caída del sistema financiero gracias a esa falta de valores éticos y emocionales presentes en las organizaciones y en la sociedad en general.
Y cuando me refiero a valores éticos, hablo de organizaciones que son conscientes de las consecuencias que generan en su entorno y obran coherentemente con los valores que profesan; sin dobles intenciones y buscando el bienestar común. Organizaciones que también tienen valores emocionales, ya que promueven el desarrollo emocional y espiritual de las personas, porque son conscientes de que forman parte de un sistema, y que si cada persona que conforma el sistema está sana, el sistema está sano.
Las mujeres luego de su recorrido por el mundo de las organizaciones con valores exclusivamente económicos se han hecho conscientes de la necesidad de integrar valores éticos y emocionales en la forma de dirigir; valores que era desarrollados en los territorios interiores de las estructuras socioculturales, que tal como lo hemos dicho era un territorio tradicional de la mujer; por ello, hoy es necesario que sean visibles para que con los hombres puedan desarrollar este modelo organizativo más justo y armónico, porque los hombres con toda su experiencia también son conscientes de que se necesita un equilibrio.
Por ello, el planteamiento de la Jornada Empresarial Woman In Business 3.0 del año 2011, es un llamado a la consciencia de la mujeres y hombres presentes en las organizaciones de que necesitamos un cambio profundo, reconociendo las falacias de nuestras creencias y poder mirar el mundo con otros ojos. Es un llamado a la integración de las personas sin distinción de géneros, en un modelo de organizaciones que una lo mejor de sus talentos y cualidades para generar otro concepto de riqueza más justo cuyo objetivo sea mejorar las vidas de las personas, respetar el medio ambiente y andar el camino de excelencia."
Y estas fueron mis palabras para dar inicio a lo que vivimos el día 18 de mayo de 2011, en donde compartí mi propósito y sueño de que las organizaciones integren lo mejor de las personas en valores que nos ayuden a dejar el mundo mejor que como lo encontramos.
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