
Ahora bien, ¿cómo podemos definir la creatividad? ¿Cómo desarrollamos una actitud creativa?
Existen muchas definiciones de creatividad, algunas con tintes supremos donde esta es asignada por los dioses a algunas personas y otras simplemente disfrutamos de ella a través del arte, los adelantos tecnológicos, inventos, etc. Más allá de la definición de creatividad, lo importante es entender que ésta, es un camino que cada persona debe y puede recorrer, es producto de diversas formas de pensamientos y de una gestión adecuada de nuestras emociones para convertirlas en elementos impulsores y no limitadores de nuestra propia capacidad creativa.
Por consiguiente, la actitud creativa como cualquier actitud puede desarrollarse y cultivarse a través de nuestras experiencias como seres humanos. Rafael Lamata, considera que esta experiencia puede dividirse en tres aspectos importantes para su desarrollo:
La percepción: Para Edward de Bono la percepción es la manera como la mente organiza la información que está recibiendo del mundo externo. Esta experiencia perceptiva es lo que permite relacionar conceptos y construir la realidad según lo plantea P. Watzlawick.
Elaboración: a través de este proceso las personas construimos nuestros modelos de pensamientos, pautas de relacionar conceptos y pautas de valores entre otras.
Hacer: Los seres humanos intervienen en su entorno y su entorno interviene en él. Esto se realiza a través del contacto con el exterior y nuestros modelos de aprendizajes.
Cuando analizamos estas áreas de experiencia podemos hablar de un proceso creativo donde todo el proceso interno de percepción y elaboración se enfrenta finalmente a lo que existe y emite una respuesta. Por consiguiente, también se puede crear limpiando la calle, haciendo pan y en infinidad de circunstancias podemos encontrar experiencias creativas.